
Esto no va a ser fácil, primera edición, Septiembre 2018.
«Poco tiempo después del triunfo vecinal, la enfermedad de Néspoli avanzó fulminante hasta quitárnoslo. Lo imaginé resistiéndola, advirtiéndole con voz firme “¡esto no va a ser fácil!”, exigiéndole el tiempo necesario para cumplir su papel en aquella batalla humilde pero trascendente. Sorprendido, sin saber bien por qué, lloré.»
Este es un fragmento de «Plaza Néspoli», uno de los doce relatos que componen este libro. En ellos, pueden encontrarse personajes anónimos pero importantes como Néspoli, el Licenciado Suárez o el antillama, historias de amor frustradas que ocurren en Buenos Aires (o en otros mundos) y enigmáticos sucesos protagonizados por vampiros inofensivos o burgueses revolucionarios. Todos los relatos, de una manera u otra, albergan la quizás exagerada convicción de ser inmunes al olvido.
Índice
Mi tía es un vampiro
En ese mundo
El antillama
Plaza Néspoli
Las tres sombras
El Licenciado Suárez
Un cruce de tres caminos
¡Chau, burgueses!
La oportunidad de oro
La rebelión de los contribuyentes
Bajan
Viajera de la 66
Introducción
Al momento de escribir estas líneas, «Esto no va a ser fácil» es mi último libro. Con alta probabilidad, se trata del mejor y más consistente de los tres que he publicado hasta el momento. Por suerte, ya que de otro modo sentiría que retrocedo en lugar de progresar. Ahora que lo pienso, semejante aseveración quizás sea una necesidad y no una certeza: un deseo, una aspiración, un simple acto de fe sin fundamento. Por lo tanto, recomiendo desconfiar de estas primeras palabras. Y, haciendo uso de la ocasión, recomiendo lo mismo para todas las que siguen.
El libro contiene doce relatos, el número más bajo de mis tres libros publicados (el anterior dieciséis, el anterior veintidós). Esto habla de una mayor paciencia, una mayor profundidad o una mayor propensión a aburrir. O todo a la vez.
Los temas abordados son diversos. Si algo tienen en común es haberme generado una curiosidad y una obsesión suficientes como para dedicarles decenas de horas, con completa determinación, a darles una forma digna de ser compartida.
Ahora que ya dije lo más importante, puedo detenerme en una confidencia: detesto escribir introducciones como esta, ya que por lo general (cuando uno es su propio editor) se escriben a contrarreloj y de un modo bastante artificial. Entonces, ¿para qué escribir una? En primer lugar, para brindar al lector una idea general del libro y ayudarlo a decidir si vale la pena destinar su escaso e irrecuperable tiempo a leerlo. En segundo, para responder (y evitar en el futuro) las preguntas más frecuentes que los lectores suelen hacerme cuando me encuentran en vivo y en directo.
La más frecuente de todas esas preguntas (o la que más conviene a esta introducción) es la siguiente: ¿cuánto de realidad y cuánto de ficción hay en mis relatos? Mi respuesta varía de acuerdo a la persona en cuestión, a las respuestas que haya dado antes (nada más aburrido que dar siempre la misma respuesta a la misma pregunta) y, sobre todo, a mi estado de ánimo. A veces contesto que todas las historias son fieles retratos de un pasado real, a veces que todo no es más que una fantasía o un sueño; a veces que no lo sé, que es una mezcla de ambos universos o que, en verdad, no tiene la menor importancia. Sin embargo, diga lo que diga, el resultado es indefectiblemente el mismo: las personas devalúan mi respuesta y eligen confirmar sus propias sospechas.
Por falta de paciencia, pero sobre todo por falta de espacio, algunas del resto de las preguntas recurrentes de mis lectores serán contestadas al final del libro, en mi Breve Bibliografía; la cual, por supuesto, desaconsejo leer.