Reseña de Enrique Momigliano

"SORPRESA IMPRESCINDIBLE
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Acaban de concluir para mi dos meses en que me sentí el protagonista de Crónica de una muerte anunciada del querido García Márquez. La vida me iba a dar un golpe duro, de cuya intensidad desconfiaba pero temía, con fecha de ejecución y con una puntería admirable para activar mis peores monstruos interiores. Me superó, fue muchísimo peor a lo que imaginaba. No es la primera vez que la vida me pone en un lugar horrible y por lo general actúo así: hago lo que hay que hacer con mi mejor cara de idiota, con mi disfraz de Súperman mientras por dentro me destrozo, derrumbo, y deshago en llanto. Como fue lento y progresivo, la única manifestación exterior consistió en una imposibilidad incapacitante de hacer las cosas que hago habitualmente. Mis proyectos literarios se paralizaron por completo, perdí chispa en todo aquello que escribí, me desaparecí para los amigos y lo más sorprendente.......no pude leer. En mi estado dejé para otro momento más propicio las sesudas reflexiones de Bertrand Russell sobre los orígenes del sindicalismo, los sermones sobre Cristo del amigo San Elredo de Rieval y hasta los bellísimos versos de Rafael Obligado se sintieron incapaces de tomar mi mente. En medio de esa larga noche, simplemente por hacer algo, para no verme tan pero tan inútil, me puse a organizar cajas de libros destinados a ser donados y estacionados en mi casa por culpa de la "plandemia" desde hace casi dos años. Di allí con dos volúmenes impecables, intocados y por supuesto nunca leídos, de un librito que atraía por su fealdad. El dibujo de tapa horrible, el título mucho peor, no puedo imaginar a quien se le pudo ocurrir UNA AVENTURA MISERABLE, nombre que ahuyenta, de un desconocido Juan Manuel Guerrera. Quince cuentos y el último de otro desconocido "artista invitado". En mi estado de semi inconsciencia, producto del dolor extendido, y haciendo caso omiso a mi prejuicio sobre la literatura contemporánea, cometí un error: leí, parado ante la caja de donaciones, el primero de los relatos de corrido. Y entonces el milagro sucedió. Por vez primera en dos meses, sonreí y lo hice con ganas. Sorprendido por haber podido leer y mucho más por sonreír, seguí leyendo. Otra vez la ironía, el buen lenguaje, el humor y el mensaje profundo, todo lo que un cuento necesita, estaba presente. Entonces me interesó el personaje. El libro en sí es nada de lo que uno espera, estaba en presencia de un innovador. En ciertas cosas parecido en otras muy distante, creo que por una cuestión de edad y actitud Juan Manuel carece por completo de mi costosa mochila, que bien calificó Miguel de Unamuno como "el sentido trágico de la vida". Por ello, resultó para mi, más que necesario, afortunado y bendecido el toparme con sus letras, que por cierto me rescataron. Si les parece raro un contador poeta, no es menos raro un ingeniero en informática cuentista. Nos hermana nuestra desconfianza de las editoriales y el amor por la costa argentina ( San Clemente y Mar Azul no son tan distintos) pero nos separa su audacia, muy superior a la mía. El edita sus propios libros y los vende a la gorra. Es decir que los regala a presuntos lectores, recibiendo de ellos, cuando sucede, lo que le dan. Y no le ha ido mal, son muchos los libros que ha editado y distribuido, pero que además pueden ser bajados gratis de su sitio virtual. Los relatos son sumamente amenos, pero también valiosos y el lenguaje es esmerado y prolijo, lo que revela a un empecinado y consuetudinario lector. Está claro que voy a leer los demás libros suyos y aspiro a conocerlo personalmente alguna vez, es poseedor de ideas de avanzada en esto de contar lo propio y hacer que a otros le importe. Quizás en el fondo tanto él como yo, pensemos que sea una forma de sentirnos menos solos en el camino. Me guardo uno y el otro viajará en breve a la Patagonia profunda, a un pueblo de 200 habitantes ávidos de libros, que como me sucedió, se sorprenderán. Conózcanlo, vale la pena, bueno en realidad de pena tiene poco, se los recomiendo para después de leerme a mí, es un excelente antídoto.
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Enrique Momigliano.
Buenos Aires, 2 de noviembre de 2021"

 

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